¿Es malo sumir la panza por mucho tiempo? La verdad detrás de este hábito
Desde adolescentes, muchas personas desarrollan la costumbre de sumir la panza para “verse más delgadas” o aparentar mejor postura. Lo que al inicio parece inofensivo, con los años puede transformarse en un hábito automático y constante. Pero ¿realmente es malo? La respuesta corta es sí, mantener el abdomen contraído todo el tiempo puede causar problemas físicos a largo plazo.
¿Qué ocurre cuando sumimos la panza?
Al contraer de forma constante los músculos abdominales superficiales, se generan una serie de compensaciones en el cuerpo:
- Desequilibrio muscular: algunos músculos trabajan de más y otros, como el transverso abdominal, se debilitan.
- Alteración de la postura: hombros encogidos hacia adelante, zona lumbar rígida y un abdomen que no respira de manera natural.
- Problemas en la respiración: el diafragma pierde movilidad y se comienza a respirar más con el pecho.
- Tensión en el piso pélvico: al impedir que el abdomen se expanda, la presión se dirige hacia abajo, cargando innecesariamente esta zona.
- Molestias torácicas: algunas personas desarrollan la sensación de “costillas salidas” o presión en el tórax, conocido como hourglass syndrome.
¿Por qué se vuelve un hábito?
En gran parte, esto surge por presión estética: desde la adolescencia se enseña que un vientre plano es más atractivo, y muchas personas pasan años “sosteniendo” el abdomen adentro sin notarlo. Con el tiempo, el cuerpo adopta esta contracción como una postura habitual, incluso en reposo.
Consecuencias a largo plazo
- Dolor lumbar o cervical.
- Dificultad para realizar ejercicios correctamente.
- Problemas digestivos como reflujo o estreñimiento.
- Disfunciones del suelo pélvico.
- Ansiedad o respiración superficial crónica.
¿Qué hacer en su lugar?
No se trata de dejar el abdomen totalmente relajado siempre, sino de aprender a usar los músculos adecuados en el momento correcto. Algunas prácticas recomendadas son:
- Respiración diafragmática: al inhalar, deja que el abdomen se expanda suavemente; al exhalar, activa el core de manera natural.
- Ejercicios hipopresivos: fortalecen la faja abdominal profunda y descargan el piso pélvico.
- Activación del transverso abdominal: el músculo clave para tener un vientre firme sin dañarse.
- Trabajo del piso pélvico: ejercicios de Kegel y variantes guiadas por un especialista.
- Mejorar la postura global: fortalecer espalda y glúteos para que el abdomen no sea el único sostén.
En conclusión
Sumir la panza ocasionalmente no es dañino, pero hacerlo todo el tiempo sí puede traer problemas de postura, respiración, suelo pélvico y digestión. La clave está en cambiar el enfoque: en lugar de mantener el abdomen contraído por estética, lo recomendable es fortalecer los músculos profundos y aprender a respirar bien.
Tu cuerpo no necesita estar “escondido”, sino equilibrado y fuerte desde adentro.
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