Objetos supuestamente malditos que están en museos
En lo profundo de la selva amazónica existe un árbol que parece salido de una leyenda: la palma Socratea exorrhiza, conocida popularmente como el árbol que camina.
A primera vista, se ve como una palma normal, pero si observas sus raíces, notarás algo muy extraño: no están enterradas como las de otros árboles, sino que se elevan sobre el suelo, como si fueran patas.
🌿 Un árbol que no se queda quieto
Lo más curioso de esta palma es su capacidad para “moverse” lentamente en busca de mejores condiciones.
Cuando el suelo donde está plantada se vuelve inestable o le falta luz, la palma desarrolla nuevas raíces hacia la dirección que más le conviene. Al mismo tiempo, las raíces viejas mueren, y poco a poco el árbol parece desplazarse.
Algunos científicos calculan que puede “avanzar” hasta 20 metros en su vida, aunque el movimiento es tan lento que nadie podría notarlo a simple vista. Los habitantes del Amazonas, sin embargo, aseguran que el árbol camina por la selva, buscando siempre el sol.
🔎 ¿Realidad o mito?
Aunque la idea de un árbol que camina suena a fantasía, los botánicos aclaran que no se trata de un movimiento como el de un animal. Lo que ocurre es un proceso natural de adaptación:
Es decir, no tiene patas ni anda de un lado a otro, pero sí logra recolocarse para sobrevivir.
🌍 La magia del Amazonas
Este fenómeno es un ejemplo de cómo la naturaleza puede ser sorprendente y, a veces, parecer mágica. El árbol que camina se ha convertido en un símbolo de las historias misteriosas que rodean al Amazonas, un lugar donde la ciencia y la tradición se encuentran.
En definitiva, aunque no veremos a esta palma dar pasos como un gigante de bosque, su ingenioso mecanismo de raíces la convierte en un árbol único, casi mítico.
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